La tragedia de Girón, 2005.

Lo que recuerdo de hace 10 años

Yo tenía 15 años en ese momento, era Scout. El miércoles 9 de febrero salí como todas las mañanas a coger bus a la parada de la Heladería la Nevada en la Carrera 26, cogí bus, el ejecutivo de Unitransa que pasaba por la 33 y llegaba hasta Campo Hermoso, pero al pasar por la Avenida los Caneyes, me di cuenta que había trancón: no había salida de Girón, todas la vías estaban cerradas. Ese día me tocó  bajarme del bus, devolverme a casa y faltar a clase.

Más tarde el jefe scout nos llamó a Servicio Social: la defensa civil había solicitado ayuda. La primera tarea fue evitar que la gente pasara por famosísimo puente colgante Barayá porque la corriente era fuerte. Después de que bajó el caudal, ayudábamos a atravesar el puente, usamos las mismas cuerdas con la que contuvimos el gentío.

Foto: Desde el Puente Colgante Barayá, en la zona de la antigua Batea. Posiblemente el scout en frente del cartel, sea yo.

Al siguiente día, jueves, pude ir a clase al Tecnológico, los compañeros me preguntaban qué había pasado, yo me sentía como un sobreviviente de una catástrofe. Afortunadamente esa catástrofe no afectó patrimonialmente a mi familia, como sí lo hizo a los más de 40 mil damnificados y 46 muertos en Santander.

 

El 10 y 11 de ese febrero hubo lluvias intermitentes, en la noche del 11 llovió torrencialmente.

  

Cualquier gironés con memoria de este suceso se asusta cuando llueve duro por más de 2 horas, recordamos la tragedia. Recordamos esa zozobra que nos generó la posibilidad de avalancha.

 

El sábado 12 de febrero, a eso de las 7 a.m. el jefe Scout nos vuelve a llamar a mí y a mi hermano para servicio social, ya sabíamos que había inundación pero no me imaginaba la magnitud. Nos pidió llevar las cuerdas de la patrulla (una subdivisión del grupo scout) porque las íbamos a necesitar.

 

 Ya uniformados nosotros, varios compañeros scout pasaron por nuestra casa, en el Barrio Portal Campestre Norte, y nos dirigimos al servicio: tender las cuerdas para ayudar a la gente a cruzar el caudal que pasaba por el frente de la Drogeria Skala, en la Avenida los Caneyes.

 

Si..., quién no estuvo allí difícilmente puede imaginar cómo el rió alcanzó ese nivel.

 

Lo que pasó fue que se creó una corriente alterna a la principal, que desembocaba en el Río Frío justo después este puente, para luego empatar con el Río de Oro y llegar hasta Chimitá, donde afectó la Zona Industrial de Bucaramanga.

 

Foto: Puente Vehicular de los Caneyes. Nubes negras en el cielo.

Esos días conocí varias historias que no he podido confirmar aún, cómo la del señor sordomudo que no escuchó los gritos de sus vecinos en la madrugada, ni sus vecinos lo escucharon, y murió atrapado por el barro que tapó el primer piso de su casa.

 

Escuché varias más, pero viví otras.

 

La cantidad de barro era tal que muchas veces se me quedó el zapato enterrado; por la vía subiendo de Transejes llegué a usar un saco en cada pie para poder subir sin perder las botas.

 

Con el grupo durábamos hasta media jornada llenando una camionetada con mercados de la Alcaldía que armábamos antes, cuando llegábamos al sitio escogido, en 5 minutos se desocupaba la camioneta. La ansiedad por ayuda y el desespero de la gente era terrible. Muchos lo perdieron todo y el comercio estaba prácticamente paralizado.

 

Fue por esa catástrofe que en Girón proliferaron los asentamientos humanos: cualquier lote lo suficientemente alto cómo para no inundarse, se llenaba de, literales, cambuches. Igual pasó con el Coliseo Primero de Mayo, que duró varios meses invadido, junto con la pista de patinaje del Recrear.

 

La mayor parte del tiempo la pasé en la Biblioteca Virtual armando mercados y repartiéndolos, y también recibiendo ropa que la comunidad donó; eran montañas de ropa. Lo que hoy es el Punto Vive Digital de la Biblioteca, era el centro de ayuda: a cualquiera que se acercaba, los encargados le daban la ropa y cobijas que habíamos seleccionado antes. 

 

Creo que fue la alcaldía la que dispuso un censo de damnificados, ayudamos a los encargados a aplicar la encuesta por distintos sectores afectados.

 

En ocasiones los integrantes de la Defensa Civil nos dejaban acompañarlos en sus camionetas a los barrios: allí encontrábamos hombres, mujeres y niños que no podían ser atendidos en el hospital porque estaba muy lleno (hubo que improvisar una morgue para más de 5 occisos) y sus heridas no eran tan graves; me impactó un joven al que una teja de zinc le hizo una cortada grande en la pierna, ayudé a hacerle la curación del día en el cambuche que armó con su familia.

 

El Municipio se ha ido recuperando del desastre, los 3 gobiernos municipales que han pasado desde entonces han inaugurado obras que favorecen a los damnificados.


Dicen los mayores que Girón se inunda cada 30 años. Van 10 desde el trágico febrero de 2005.


Fotos de la inundación:

Fuente de las fotos: www.erosion.com.co

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Comentarios: 2
  • #1

    veronica (martes, 22 junio 2021 16:15)

    se pudo haber evitado?

  • #2

    Juan (miércoles, 28 julio 2021 19:39)

    Una urbanización que se llama la inmaculada que queda por la bomba de la gasolinera primax que referencia tienen les agradecería me den información